SIM Swapping: El fraude invisible que crece en el mundo digital

Mateo Bovio

CEO en Whalemate
Published:
Jan 20, 2025
Vivimos en una época donde la tecnología nos conecta más que nunca, pero también nos expone a nuevos riesgos. Entre estos, el SIM swapping es una de las amenazas menos visibles, pero potencialmente devastadoras, tanto para individuos como para empresas. ¿Cómo ocurre? ¿Por qué sigue siendo tan efectivo? Y lo más importante: ¿qué podemos hacer […]

Vivimos en una época donde la tecnología nos conecta más que nunca, pero también nos expone a nuevos riesgos. Entre estos, el SIM swapping es una de las amenazas menos visibles, pero potencialmente devastadoras, tanto para individuos como para empresas. ¿Cómo ocurre? ¿Por qué sigue siendo tan efectivo? Y lo más importante: ¿qué podemos hacer al respecto?

El SIM swapping, es un tipo de ciberataque en el que un delincuente logra convencer a un proveedor de telefonía de transferir el número de teléfono de la víctima a una nueva tarjeta SIM controlada por el atacante. Una vez que el número está bajo su dominio, el criminal puede interceptar códigos de verificación, acceder a cuentas bancarias y de redes sociales, y realizar transacciones fraudulentas. En muchos casos, las víctimas ni siquiera se dan cuenta de que han sido atacadas hasta que ya es demasiado tarde.

 

 

El factor más alarmante de este tipo de ataque es su sencillez. Los cibercriminales suelen utilizar ingeniería social para recopilar información personal, como nombres, fechas de nacimiento o direcciones, a través de redes sociales, sitios web o bases de datos filtradas. Luego, utilizan esta información para convencer a los representantes de servicio al cliente de las compañías telefónicas de que ellos son los verdaderos dueños del número.

Este tipo de fraude no discrimina. Desde directivos de grandes corporaciones hasta ciudadanos de a pie, todos estamos en riesgo. El impacto del SIM swapping va más allá de lo económico: empresas han perdido millones de dólares por ataques que comprometen las cuentas de sus directivos, mientras que personas comunes han visto sus ahorros desaparecer en cuestión de horas. Además, la sensación de vulnerabilidad que deja este tipo de fraude puede generar una desconfianza permanente hacia la tecnología, obstaculizando la adopción de nuevas soluciones digitales.

La educación es clave para prevenir este tipo de ataques. Por eso, recomendamos habilitar la autenticación de dos factores (2FA), siempre que sea posible, optando por aplicaciones de autenticación como Google Authenticator en lugar de depender de mensajes SMS. Además, reducir la información personal disponible públicamente es crucial: cuanto menos haya disponible en redes sociales o sitios web, más difícil será para los atacantes recopilar datos. También sugerimos solicitar medidas adicionales a los proveedores de telefonía y entidades bancarias como establecer contraseñas o preguntas de seguridad para autorizar cambios o transacciones en la cuenta.

Por otro lado, las empresas también tienen un papel clave en esta lucha. Asegurarse de que su personal, especialmente aquellos en posiciones clave, estén entrenados para reconocer los riesgos y proteger su información es fundamental. La capacitación no solo protege a los empleados, sino también refuerza la confianza en el ecosistema digital de la empresa.

Es también esencial que los gobiernos trabajen en conjunto con las compañías de telecomunicaciones y bancarias para establecer protocolos más estrictos en el proceso de verificación de identidad. Esto incluye la implementación de medidas tecnológicas más avanzadas, como biometría, para dificultar aún más la suplantación de identidad.

La batalla contra el SIM swapping y otros fraudes digitales no se ganará de la noche a la mañana, pero podemos avanzar si trabajamos juntos como sociedad. Desde Whalemate, hacemos un llamado a las empresas, gobiernos y usuarios para que pongan la ciberseguridad en el centro de la agenda. Porque, al final del día, proteger nuestra información es proteger nuestro futuro. Y en esta lucha, todos somos responsables.

La clave está en la prevención activa. Esto incluye educar a la población sobre las amenazas actuales, diseñar mecanismos de protección adaptables a nuevas vulnerabilidades y fomentar la colaboración entre sectores para compartir soluciones innovadoras. Es vital comprender que la seguridad digital es una inversión, no un costo, y que su impacto positivo trasciende el ámbito individual para fortalecer a toda la comunidad.

En última instancia, proteger nuestros datos no es solo una cuestión técnica, sino un acto de empoderamiento. Cada decisión informada, cada herramienta implementada y cada protocolo seguido es un paso hacia un futuro digital más seguro. La responsabilidad es colectiva y el beneficio es compartido: un ecosistema digital más sólido, resiliente y justo para todos.

 

Mateo Bovio

CEO en Whalemate

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